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sábado, 18 de junio de 2011

Descubierto en Atapuerca el cráneo más antiguo de león

JOSEP CORBELLA

El animal debía de pesar unos 400 kilos. Era un león de gran tamaño, mayor que el mayor de los leones actuales, probablemente un macho. Tal vez intentó apoderarse de una presa que los humanos de Atapuerca querían cazar. O tal vez fueron aquellos humanos que vivieron hace 350.000 años los que quisieron apoderarse de una presa del león. No hay modo de saber cómo empezó la lucha. Pero sí se sabe cómo acabó. Los humanos cazaron el león, lo despellejaron y se lo comieron.

“Es el caso más antiguo que se ha descrito de caza de un carnívoro de gran tamaño”, explica Jordi Rosell, arqueólogo del Institut de Paleoecologia Humana i Evolució Social (Iphes) que ha estudiado los restos del león. “Este episodio indica que los humanos de aquella época ya estaban en la cúspide de la cadena alimentaria, por encima de los grandes depredadores”.

Según los resultados de la investigación presentados en la revista Journal of Archaeological Science, diecisiete fósiles del león aparecieron en las campañas de 1998 a 2001 en el yacimiento de Gran Dolina. En aquella época Atapuerca estaba poblada por humanos de la especie Homo heidelbergensis, de la que derivaron los neandertales. Los fósiles estaban esparcidos en una superficie de unos diez metros cuadrados, lo que indica que el animal había sido desmembrado y distintos individuos se lo habían repartido.

Una costilla y una falange aportan pruebas de que fueron humanos quienes se lo comieron. En la costilla se aprecian marcas de cortes hechos para separar las vísceras y el tejido muscular. En la falange, más marcas de cortes hechos para retirar piel y tendones.

Que el león fuera un espécimen adulto y que en los fósiles no se observe ningún indicio de que estuviera enfermo invita a pensar que el animal no murió solo, sino que fue cazado. No había entonces en Atapuerca ningún animal capaz de matar un león con excepción de los Homo heidelbergensis y de otros leones, lo cual aporta otro indicio de que sus depredadores fueron humanos. En algunos restos del león se observan pequeñas marcas de dientes, que, según los investigadores, son de zorros que carroñearon los restos del animal cuando los humanos se hubieron saciado.

“No sabemos cómo la cazaron”, reconoce Ruth Blasco, también arqueóloga del Iphes y primera autora de la investigación. La hipótesis más plausible es que varios Homo heidelbergensis atacaran al león, aunque Rosell y Blasco no descartan que un humano le cazara solo como hacen los masai en ritos de iniciación. Que lo cazaran no significa que los leones formaran parte de la dieta habitual de los Homo heidelbergensis.

Al igual que cualquier otra especie humana, eran omnívoros que combinaban alimentos de origen vegetal y de origen animal. Dentro de los animales, cazaban más herbívoros que carnívoros, pues resultaban más fáciles y menos peligrosos de capturar, y solían ser más grandes. En Atapuerca se han encontrado numerosos fósiles de ciervos y caballos que también fueron presas de los Homo heidelbergensis.

Los once años transcurridos entre el hallazgo de los primeros fósiles del león y la conclusión de la investigación se deben a que aparecieron unos 60.000 restos de animales en el nivel de Gran Dolina donde se encontraron los restos del león. Para Rosell y Blasco ha sido un trabajo de encontrar las agujas en el pajar.
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