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viernes, 17 de junio de 2011

Encuentran el templo de Augusto bajo la Catedral de Tarragona



JÚLIA GIRIBETS

Confirmado. Las entrañas de la Catedral de Tarragona esconden un preciado tesoro. Bajo el subsuelo se encuentran los restos de un templo de grandes dimensiones y de gran importancia histórica dedicado al emperador Augusto. De momento se han encontrado parte de los cimientos del centro de culto que confirman su existencia y hacen que la búsqueda del templo deje de ser una hipótesis.
En el año 2007 se realizaron unas prospecciones en el subsuelo de la Catedral que pusieron de manifiesto que debajo había una anomalía de unos 30 metros de ancho. Rápidamente comenzaron a nacer teorías, y tomó fuerza la posible existencia del Templo de Augusto, un centro de grandes dimensiones con 8 columnas frontales que podría corresponderse con la imagen que aparece en una moneda que data del año 15 d.C.
Después de tres años, los arqueólogos se han puesto manos a la obra y en los últimos 24 días un equipo especializado ha excavado 23 metros cuadrados del pavimento de la Catedral en busca del templo perdido. Los resultados han salido rápido a la luz. Se han encontrado restos de los cimientos de la escalinata principal que daría acceso al templo y también la cimentación del podio. En esta zona se distinguen piedras unidas con mortero con una profundidad de 2,30 metros con una resistencia capaz de sustentar un edificio actual de 37 metros de altura.
“Este templo fue un foco de admiración para el mundo antiguo”, explicaba a directora del Institut Català d’Arqueologia Clàssica (ICAC), Isabel Rodà, y sobre todo lo fue para Tarraco, “que fue la capital de la provincia más grande del Imperio Romano”. Rodà definió este edificio como “emblemático” ya que se había estado buscando durante siglos. Sería uno de los templos más grandes del imperio que tienen 8 columnas frontales “que hay muy pocos”.
Estos restos no han permitido datar exactamente el templo pero se ha de enmarcar cronológicamente en un momento indeterminado del siglo I d.C. También se han encontrado piezas de cerámica que tendrán que ser estudiadas en los próximos meses y que darán más pistas sobre aspectos importantes del templo. Incluso hay evidencias que el emperador Adriano podría haber hecho alguna reforma en el centro de culto durante su estancia en la antigua Tarraco en los años 122 y 123 d.C.
Estos resultados son preliminares, así que los estudios posteriores tendrán que verificar estas informaciones de una forma más oficial. Otros restos encontrados demuestran que el templo fue desmantelado en época visigoda y que sufrió transformaciones a lo largo de los siglos.
Ahora, uno de los siguientes pasos a seguir es poder excavar hasta llegar al final de lo largo del templo, a ver qué sorpresas depara. La zona abierta hasta ahora será tapada, ya que no supone ningún gran descubrimiento monumental, visualmente hablando, pero se colocará en la zona un plafón informativo donde se explicará lo que hay debajo.
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