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miércoles, 15 de junio de 2011

Extraen el ADN de aves gigantes de hace 19.000 millones de años

Restos de las cáscaras de huevos de los que se extrajo el ADN

Ilustración que compara el tamaño del «Aepyornis» con el de un hombre

R. Romar

Eran aves gigantes, aunque no volaban. Mucho más imponentes que el avestruz o el ñandú, solo que se han extinguido hace cientos de años. Sin embargo, el pájaro gigante de Madagascar, que medía hasta tres metros y pesaba media tonelada, el moa de Nueva Zelanda o el emú gigante de Australia podrían volver a revivir.

La clave está en sus huevos, en sus cáscaras, de los que un equipo internacional de científicos británicos y australianos han conseguido extraer por primera vez su ADN. Y no solo eso, sino que en una investigación publicada en la revista científica Proceedings of the Royal Society B, subrayan que esta nueva fuente de material genético puede ser tan importante como los huesos o los pelos para la reconstrucción del ADN de especies extintas a partir de sus restos fósiles.

«Nuestras muestras demuestran una excelente preservación del ácido nucleico», destacan en el artículo. El hallazgo, aseguran los investigadores, tendrá importantes implicaciones en los campos de la arqueología y la paleontología, ya que esta nueva fuente de ADN puede aportar datos sobre la dieta de las especies, su biodiversidad, los cambios ambientales o su proceso evolutivo.

El nuevo hito científico fue remarcado por la investigadora Charlotte Oskam, de la Universidad australiana de Perth. «Los científicos -dijo Oskam- han intentado sin éxito durante años aislar el ADN de fósiles de cáscaras de huevo, pero nosotros ahora lo hemos conseguido».

El material genético más antiguo procede de un emú australiano que tiene su origen hace 19.000 años. Sin embargo, la especie más sorprendente es el pájaro elefante de Madagascar (Aepyornis), que vivió en la isla durante 60 millones de años, pero que se extinguió hace aproximadamente unos 350 años por la presión humana. Tenía un terrible aspecto, pese a que era un herbívoro: tenía enormes patas, fuertes garras y un poderoso cuello, su cuerpo estaba cubierto de un plumaje similar a las púas de un puerco espín, como el emú, y su pico tenía forma de arpón. Y sus huevos, con un diámetro de 90 centímetros, eran entre 180 y 240 veces más grandes que los de una gallina.

¿Podría volver a recuperarse esta colosal especie? Este, en principio, no es el objetivo de la investigación, pero con un ADN bien caracterizado y conservado su clonación no sería imposible, aunque para implantar su material genético sería necesario utilizar como madre de alquiler a una hembra de una especie de la misma familia, como el avestruz.

Tomado de:

http://www.lavozdegalicia.es/sociedad/2010/03/11/0003_8346888.htm


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